Borges, entre la magia y los cuchillos
- Oscar Esquivel Tannure
- 21 may 2018
- 2 Min. de lectura

Según Piglia, Borges inventó la literatura fantástica. Antes de Borges, lo que caracterizaba a la Argentina era la literatura gauchesca (el Martín Fierro, el Fausto criollo) De cierto modo, él reinventó la literatura nacional y, lo curioso, es que nunca escribió un texto de más de diez páginas.
Borges incluye elementos de su vida en sus textos, pero los cambia de lugar. Él mismo se construye como un heredero, como aquel que ha recibido una propiedad. Por un lado encontramos en sus cuentos la herencia de la madre (cuyos antepasados eran soldados y estancieros) y, por el otro, la del padre (cuyos ancestros eran caballeros ingleses)
El autor es consciente de la herencia materna y la enaltece con la literatura de orillas, es decir, con los cuentos de cuchilleros. Se trata, en realidad, del fin de esa clase, el fin de esos soldados, el fin de ese universo. Y lo único a lo que él puede recurrir es a esos pobres marginales, a esos hombres que él trata como si fueran grandes héroes épicos.
A su vez, se propone hacer lo mismo con la herencia paterna. Transforma sus ficciones con magia y, para ello, recurre a la tradición extranjera. Los autores ingleses están presentes en "Tlon", en "El Libro de Arena", en "El Aleph" porque Borges es un gran lector de los anglosajones como Stevenson, Joyce, Blake, etc.
Si nos ponemos a pensar, nos damos cuenta de que, en realidad, esta doble herencia ya se encontraba implícita en la gauchesca. Sarmiento escribe desde el lugar de la élite (El Facundo/ la biblioteca paterna) y Hernández desde el lugar del despojado (el gaucho Martín Fierro/ la herencia materna)
Entonces, Borges quiere cerrar esa línea. Piensa "Lo tengo todo escrito. Lo que tengo que hacer ahora es darle un cierre. Voy a unir la civilización y la barbarie porque en mi familia están esas dos tradiciones”. Escribe pensando en los arrabales (La Intrusa, Juan Muraña, Hombre de la Esquina Rosada) pero también en los rincones mágicos de Buenos Aires.
En Borges se siente siempre un doble movimiento, una doble tensión. Escribe cerca del ambiente de la biblioteca pero piensa "la vida sigue afuera". Quiere pasarse la vida leyendo, pero, a la vez, escapar de la comodidad de su silla. Si no tuviera esa vacilación, no sería el escritor que es.
En resumen, lo expuesto nos da una idea de lo diversa y compleja que puede llegar a ser su literatura. Se lo puede leer desde la línea de la épica (los cuentos de cuchilleros) o desde la línea de la biblioteca (la literatura fantástica) Cada una con sus propias características : el manejo de la oralidad, la autoridad del narrador, el juego del espejo (la ficción dentro de la ficción) la identificación con el otro, y más.
Comments